En Aguadilla, Puerto Rico, hay un lugar único donde el amor por las mascotas y la pasión por el emprendimiento se fusionan: Edgar Grooming and Pet Hotel. Fundado por Edgar Hernández Salvá y Vanessa Soto Flores, este negocio es mucho más que un centro de estética y hospedaje para mascotas; es el resultado de años de esfuerzo, sacrificio y visión. Con un compromiso inquebrantable con la excelencia y la innovación, Edgar y Vanessa han logrado crear un espacio donde cada cliente recibe un servicio de alta calidad y donde sus mascotas son tratadas con el cariño y la seguridad que merecen.
Desde pequeño, Edgar mostró interés por el mundo de los negocios. Creció en Utuado, rodeado del ambiente comercial que su abuelo fomentaba en su supermercado. “En vez de estar jugando con carritos, pues me gustaba estar allí y ayudaba a hacer las compras, ayudaba a empacar”, recuerda Edgar sobre sus primeros años. Sin saberlo, ya tenía en su interior la semilla del emprendimiento.
Durante más de 20 años, Edgar tuvo negocios relacionados con la venta de peces, pero reconoce que en aquel entonces le faltaba estructura y la orientación adecuada. Fue entonces cuando decidió reinventarse y, con una idea innovadora, se adentró en el mundo del grooming canino. Su primera “clienta” fue Princesa, su propia perrita, con quien practicó las técnicas de corte y estilismo. “Si la dañaba o no le gustaba, pues era mía. Nadie me regañaba”, cuenta entre risas.
El destino jugó un papel fundamental en la historia de Edgar y Vanessa. Se conocieron mientras trabajaban en el negocio de peces, cuando el hermano de Vanessa, empleado de Edgar, le recomendó que se uniera al equipo. Desde el principio, Edgar supo que Vanessa no solo sería una excelente compañera de trabajo, sino la persona que le ayudaría a alcanzar sus metas.
“Si hay algo que me gustó de ella, aparte de su físico, fue la entrega, la ayuda que le necesitaba, ver cómo lo hacía y la entrega que tenía y yo consideré, esta es la mano que yo necesito para poder alcanzar el éxito”, expresa Edgar con gratitud.
Lo que comenzó como una relación de trabajo pronto se convirtió en una historia de amor y, con el tiempo, en un matrimonio y una sociedad empresarial sólida.
Los comienzos de Edgar Grooming and Pet Hotel no fueron fáciles. Edgar comenzó ofreciendo servicios de grooming a domicilio, con la visión clara de algún día establecer un negocio grande, con hospedaje para mascotas y un equipo de trabajo sólido.
“Cuando hacía dos perros, decía: ‘Mañana voy a hacer tres’. Y esa voluntad fue la que nos trajo aquí”, afirma Edgar sobre la determinación que lo impulsó a seguir adelante.
Tras varios intentos en distintos locales, la pareja encontró un espacio en Aguadilla, donde poco a poco fueron incorporando nuevos servicios, según las necesidades de sus clientes. “Los mismos clientes me enseñaban y me decían, ‘¿No tienes un collarcito para el perrito?’, ‘¿No tienes champú?’” señala Edgar. Fue así como el negocio evolucionó hasta convertirse en un hotel para mascotas con servicios de grooming, venta de accesorios y un campamento canino.
Desafíos y resiliencia: el camino hacia el éxito
El camino hacia el éxito no estuvo exento de obstáculos. Cuando finalmente encontraron un local en Aguadilla, enfrentaron el golpe del huracán María. “Ahí nos coge el huracán María, se nos lleva la luz y nos robaron”, recuerda Edgar sobre los momentos difíciles que atravesaron. A pesar de la adversidad, recibieron ayuda de vecinos y continuaron trabajando con lo poco que les quedaba.
Fue entonces cuando Edgar comprendió que necesitaba un local propio para seguir creciendo. Sin embargo, su primera experiencia con un banco no fue positiva.
“Yo había tenido una experiencia con otro banco en el cual no me orientaron, no me precalificaron, no me dijeron cómo había que trabajar y me lancé tal y como llegué y ellos me no prepararon y así me tiraron. Pues me colgué, me colgué.”
En ese momento crucial, apareció José Domínguez, gerente del área comercial de Oriental en Aguadilla. Edgar recuerda cómo, tras un encuentro casual, Domínguez lo visitó y le dio el consejo que cambiaría su destino.
“Te voy a precalificar primero para saber cómo tú estás. […] Me hizo las tres preguntas, que él le llama, bien jocoso, y me dijo: ‘No estás mal, tú lo que necesitas es una buena estructura y si tienes los pantalones en tu sitio, en dos años, esto es tuyo’.”
Con la orientación adecuada, Edgar pudo organizar mejor su negocio y trabajar en su estabilidad financiera. “Lo bueno que tiene ese Oriental es la empatía que tiene con el cliente. La familiaridad, o sea, ellos lloran contigo en el proceso, si hay que llorar, a ellos les duele, si a uno le duele y se ríen junto contigo, cuando todos nos reímos”, destaca Edgar sobre su experiencia.
Hoy, Edgar Grooming and Pet Hotel es un referente en el cuidado y hospedaje de mascotas en Puerto Rico. “Aquí el que entra por esa puerta va a conseguir todo para su mascota. Desde ropa, collares, comida para ellos, snacks, los tags de los nombres con los numeritos de teléfono y otras muchas cosas más”, explica Vanessa.
Además del servicio de grooming y hotel, ofrecen opciones innovadoras como habitaciones VIP con cámaras para que los dueños puedan monitorear a sus mascotas las 24 horas del día. “Porque donde yo voy a dejar a mi hijo, como muchos clientes los tienen como hijos, ellos necesitan que la experiencia cuando entren por esa puerta sea ver que esto es un hotel de perro que tiene la seguridad que se necesita”, enfatiza Edgar.
Mirando hacia el futuro
El espíritu emprendedor de Edgar y Vanessa sigue más fuerte que nunca. Su próximo proyecto es la creación de un coffee shop pet-friendly, donde los dueños puedan disfrutar de un café mientras sus mascotas juegan en un parque diseñado para ellas.
“Quiero un área que los clientes puedan venir durante el día digan, ‘¿Para dónde vamos hoy?’ Pues vamos para Edgar Coffee Shop y a comer, nos tomamos un cafecito, nos comemos un cheesecake, para que el perro juegue y que comparta”, comparte Edgar sobre su visión a futuro.
Con una historia de lucha, innovación y éxito, Edgar y Vanessa han demostrado que, con pasión, esfuerzo y las herramientas adecuadas, los sueños pueden hacerse realidad.
“Yo pensaba, antes de conocer a Oriental que no, que en Puerto Rico no se podía hacer negocio, pero ahora que lo tengo, sí, porque no tan solo me ayudaron a comprar la propiedad, sino aquí ha habido unas mejoras y Oriental me ha prestado para esas mejoras, y están ahí para lo que yo continúe necesitando. Como persona innovadora, entiendo que, si tengo un banco de mi lado, pues yo puedo adquirir lo que yo quiero, lo que yo necesito. Por lo tanto, mi consejo allá afuera es, no, no, no cabalguen solos, no se maten más de la cuenta, sino que hagan de Oriental, su banco, su familia, su aliado, y con esa mano, amiga, van a lograr alcanzar los sueños que necesiten. En Puerto Rico se puede hacer negocio, claro que sí”, concluye Edgar.