El día que se anunció la cuarentena, nos cambió la vida a todos, y para los empresarios comenzó la preocupación sobre cómo sostener su negocio y cumplir con sus obligaciones. Mateo Cidre no fue la excepción: “Hubo dos cosas que vinieron a mi mente, primero, qué podía hacer para que mis empleados siguieran llevando dinero a sus hogares y segundo, cómo podía continuar dándole comida a la gente, a mis clientes y a los que están trabajando durante esta pandemia”.
Mateo Cidre, presidente de Sobao by Los Cidrines, La Bodeguita y La Bodeguita Bar, cuenta con 130 empleados y continúa ofreciendo servicio de comida en sus tres localidades en Condado, Centro Europa y San Francisco. “El fuerte de nuestros negocios no era el ‘delivery’ ni el ‘pick-up’, pero tuvimos que hacer el cambio para dar el servicio”, explicó Mateo.
Las panaderías Los Cidrines llevan 42 años establecidas en Puerto Rico. El éxito de Los Cidrines residió en la calidad del servicio y de sus productos. En el 2004 Mateo reconceptualizó las panaderías y comenzó a ofrecer nuevos productos, un nuevo concepto con el nombre de Sobao by Los Cidrines. Además, Mateo decidió usar parte del espacio en una de las panaderías, para establecer un restaurante, inspirado en un restaurante que tuvieron sus abuelos en los años de 1970 en Arecibo. El nuevo restaurante, La Bodeguita de Manolo, tuvo mucho éxito y atrajo una nueva clientela, por lo que se dieron a la tarea de replicar el concepto en otras localidades. En octubre del 2019 inauguraron La Bodeguita Bar. Todo iba viento en popa, hasta que llegó la pandemia.
En ese momento, Cidre, estaba tan enfocado en suplir las necesidades de sus empleados y clientes ante la crisis, que no había ni pensado en cómo obtener las diferentes ayudas disponibles para los pequeños y medianos empresarios. Sin embargo, el ejecutivo de Oriental que atiende sus cuentas lo llamó y le preguntó qué era lo que necesitaba. “¡Que mi banquero me llamara a preguntar qué necesitaba y cómo me podía ayudar, eso para mí valió un millón de dólares! Le dije que lo que necesitaba era sostener la operación y proteger los empleos”, destacó.
“Tan pronto el programa estuvo disponible, hice la solicitud y en siete días ya tenía el dinero depositado en mi cuenta. Fue la primera vez en casi un mes que pude dormir una noche completa, sin preocuparme cómo iba a pagar la nómina de mis empleados”, recalcó.
Cidre destacó que su banquero fue un facilitador a la hora de solicitar la ayuda. “Todo fue fácil y rápido gracias a la orientación que él me dio”, concluyó.