Por: Jessica Lugo, CME VP Digital Strategy and Insights
Ante el constante cambio de la actual situación económica, el consumidor ha tenido que asumir una conducta camaleónica para poder suplir sus necesidades. Según un estudio reciente realizado por Gaither PR, un tercio de los entrevistados describieron su situación económica como “mala” o “muy mala”, lo cual lleva a tener que hacer ajustes en su estilo y calidad de vida. El consumidor ha tenido que adoptar su bolsillo y los patrones de consumo según su situación económica en la que se encuentra.
Con el acceso a la tiendas por departamento, farmacias, servicios profesionales, entre otros por la vía virtual, muchos de los consumidores han optado por comprar en línea, ganando así ventaja de la modalidad de subastas o precios a descuentos directo con los fabricantes y/o distribuidores. Es un comportamiento donde no existe lealtad, pero se logran compras racionales y no impulsivas.
Por otro lado, las ventas locales han experimentado a modo general un “estanque”, en cambio las compras en sitios de ventas han aumentado un 24%, con una penetración sustancial en el segmento de joven adulto entre las edades de 18-34 años. Este fenómeno de comprar por Internet, se hace aún más accesible cuando un 91% de la población que tiene acceso al Internet lo hace desde su teléfono móvil; es decir la compra o decisión de compra está a la distancia de la mano. El consumidor actual tiene interés en buscar y leer los “shoppers”, siendo un 54% de la población y un 45% de estos admiten estar suscritos al recibo electrónico de los especiales de tiendas por departamentos.
Todo el entorno económico ha desarrollado un consumidor inteligente, consciente de sus gastos y hasta ha despertado el espíritu empresarial en aquellos que han visto un impacto adverso en su situación personal. Un 8% de los adultos entrevistados, entre las edades de 18-64 años expresaron estar dispuestos a auscultar trabajar por cuenta propia o querer comenzar un negocio propio como medio de ingreso.
Se puede decir que aún ante la adversidad y los retos económicos que enfrenta el país, esto ha despertado la flexibilidad y apertura al cambio en los consumidores. Una persona que ha buscado de una manera hábil, diferente y ágil suplir sus necesidades de compra, adaptando así su estilo de vida.