Juan Mateo Cidre, quien de niño se entretenía jugando con masitas de pan, es hoy el fundador de varios establecimientos exitosos que evolucionaron de una empresa familiar: Sobao by Los Cidrines, La Bodeguita de Manolo y La Bodeguita Bar.
La pasión familiar por la comida
“Mis abuelos, cuando llegan de Cuba, se establecen en Arecibo en 1962. Mi abuelo tenía varias barras y uno que otro restaurante en Cuba. Cuando llegan a Arecibo fueron a trabajar en un restaurante de unos primos, y eventualmente se lo compran. Ese evolucionó a llamarse El Farol”, rememora Mateo sobre la historia familiar.
“El Farol era el ‘fine dining’ de Arecibo en ese momento. Era divertido, enfocado en servicio y con buena comida. Yo me crié en el restaurante porque mis abuelos me cuidaban mientras mis papás trabajaban cuando fundaron Los Cidrines. Así que me quedé con esas ganas de tener un restaurante. La pasión por la comida viene por mis abuelos”, subraya.
Con el tiempo, Los Cidrines creció por su propia fuerza como una empresa importante en el mundo de las panaderías.
En el 2001, los negocios de la familia estaban en una situación retante. Yo estudiaba en Estados Unidos y mi papá me escribió para avisarme, y que no me sorprendiera a mi regreso a Puerto Rico, pues estaba considerando cerrar las tiendas y dedicarse de lleno a la manufactura de pan. Yo me remonté a mis años de crianza en la panadería, cuando mi bola para jugar era una masita de pan… Yo no me imaginaba eso cerrado”, cuenta Mateo.
“Llegué a la compañía con la idea de ayudar, sin saber nada del negocio, a los 23 años. No tenía la experiencia necesaria para aportar: vine para aprender. Ese comienzo me marcó de por vida”, deja claro. Mateo recuerda las advertencias de su papá don Manolo respecto al reto y lo difícil que sería: “Todo lo que me dijo, lo pegó”. “Pero hoy disfruto de haber rescatado el negocio”.
Lo primero que identificó Mateo fue que la panadería de San Francisco estaba muy bien montada, pero todavía respondía al cliente tradicional, personas mayores. “No era apetitosa para el cliente joven profesional”, especifica. Mientras su padre don Manolo se dedicó a desarrollar la línea de pan para la venta en establecimientos como gasolineras y colmados, Mateo se dedicó de lleno a las tiendas de la empresa. “Yo no tenía ni un peso – todo lo tenía don Manolo. Con mi análisis y plan de negocios, había que invertir $450 mil. Logré convencerlo… y ese fue el comienzo de la transformación de Los Cidrines”.
Un lugar, tres experiencias
Mateo logró terminar la remodelación en el 2004, con el estilo que quería: moderno y atractivo para consumidores jóvenes. La renovación incluyó cambios en el menú: combinando emparedados tradicionales con ofertas vegetarianas, por ejemplo. Inmediatamente se enfocó en el servicio: “Que el cliente se sintiera que ni en su casa lo atendían tan bien como lo atendían aquí”, describe, para que la experiencia fuera más de un restaurante que de una panadería tradicional. El negocio empezó a mejorar porque, a su juicio, “gracias a ese deseo de servir, la gente empezó a hablar”.
“En el 2011, hice una remodelación de la cocina de la panadería de San Francisco. Me sobraron sobre 900 pies cuadrados, pues los equipos modernos son más pequeños. Se me ocurrió mezclar lo que trabajó mi abuelo con lo que trabajó mi papá, y ofrecerle esas dos experiencias al cliente”, narra Mateo. Así se origina La Bodeguita de Manolo: un restaurante con el aire de El Farol que convive con una panadería contemporánea. “De ahí sale: de mi amor a mis padres y a mis abuelos”, apunta. De hecho, las mejores anécdotas de Mateo son sobre las peripecias para decorar La Bodeguita en honor a su papá y que don Manolo no se enterara – siendo que él siempre ha estado pendiente de todos los aspectos de la empresa.
La Bodeguita de Manolo permitió que un mismo espacio combinara menú de desayuno, de almuerzo y de cena – atendiendo la variedad de necesidades de diversos públicos. “Traje otro tipo de cliente, para que hubiese gente entrando en todo momento del día”, elabora.
En 2017, abrió Sobao by Los Cidrines, en Condado. Nuevamente, Mateo logró combinar experiencias diversas bajo un mismo techo. Este local alberga una panadería; un restaurante con platos españoles, cubanos y puertorriqueños (siempre haciendo honor a las raíces familiares), que él diseñó como la Bodeguita dedicada a su abuela; y La Bodeguita Bar – una barra con un menú para picar basado en las tapas que ofrece el restaurante. “Ahí el cliente puede esperar en lo que su mesa está lista en el restaurante, o puede quedarse y disfrutar de música”, explica. Tal como en el local de Río Piedras, para Mateo el servicio al cliente es el distintivo que hace que los comensales deseen quedarse para pasar de un espacio a otro, o volver otro día para explorar el espacio que no han probado.
El respeto de un socio bancario
Para el desarrollo de Sobao by Los Cidrines en 2017, Mateo decidió buscar un socio bancario nuevo. “Mis experiencias con la banca no habían sido buenas. Me trataban como si fuera un novato. Cuando me siento por primera vez con Carlos Comas de Oriental, me sentí con ese respeto, con un socio, que está aquí para darme la mano para lograr mi sueño”, describe sobre la relación con Oriental.
Mateo entiende que un empresario necesita que el banco rete sus conceptos, pero igualmente necesita que se le trate con dignidad y confiando en sus talentos probados y su trayectoria empresarial. “Yo doy gracias a Oriental, pues fue quien creyó en mi concepto y apostó a mí”.
En la vida no hay atajos
Mateo no duda en animar a los empresarios locales a seguir sus sueños y romper moldes. Lo que sí les advierte es que “en la vida no hay atajos – hay que ir paso por paso. El éxito viene con el tiempo”.
Esos dolores de crecimiento son inevitables: “El dolor es lo que hace que tú crezcas: a mí me dolió ver mi negocio, donde yo me crié, estar cerca de la quiebra. Trabajé para cambiar eso. Hay que atreverse”, recomienda.
Si quieres cumplir el sueño de tener tu propio negocio, debes poner tu plan en acción. Nosotros te ayudaremos en el proceso para que logres tus metas. ¡Da el primer paso!