Por: Sidneye Hatton
Cuántas veces te levantas en la mañana e inmediatamente te conectas con tu lista de cosas por hacer, te movilizas a la acción apurada y emprendes tu día listo y dispuesto a hacer todo lo que requieren de ti: tu familia, tu trabajo, tus amigos, tu comunidad y todos los que son importantes para ti.
Entonces, ¿cómo terminas tu día al haber cumplido con casi todo?
¿Te derrumbas en la cama tratando de conciliar el sueño mientras mentalmente ya estás planificando lo que vas a hacer mañana? ¿Por qué a pesar de todos tus esfuerzos te sientes insatisfecho, muchas veces cansado y desalentado? ¿Qué es lo que falta aquí?
¿Dónde estás TÚ?
La respuesta muchas veces es al final de la lista, cuando tengas tiempo, quizás en el fin de semana, cuando puedas tomar vacaciones o tristemente, cuando te enfermes. Y te sigues olvidando de ti.
¿Por qué es así?
Porque tienes la dirección equivocada. No es primero todo lo demás, primero vas TÚ.
Tienes que empezar por atenderte a ti mismo, a cuidar tu mente y tu cuerpo, a nutrir tu espíritu, a propiciar tus espacios de descanso, a hacer silencio exterior para escuchar tu voz interior que es tu intuición, a recargarte de energía para seguir adelante y para fortalecer tu conexión interna donde encontrarás tu sabiduría y tu poder.
De ese espacio de silencio, contemplación y fortalecimiento interno, de paz, de descanso mental y físico, de amor y ternura contigo mismas que surge tu fuerza para realizar todo lo que te propones con la determinación de un espíritu sano, de un corazón fortalecido y de una mente clara y focalizada.
¿Cómo se logra?
Con el esfuerzo sostenido de separar cada día 15 minutos para ti.
Igualmente, debes establecer unas reglas claves para poder lograrlo:
- Conviértelo en un hábito. Según descubras sus beneficios, lo vas a necesitar cada vez más.
- Guarda silencio. Apaga el celular, el televisor y las distracciones.
- Escoge un lugar donde puedas estar solo y en paz por ese tiempo.
- Educa a los que viven contigo a entender y respetar ese espacio tuyo.
- Escoge un momento del día, puede ser al comienzo o al concluirlo, o puedes alternarlo.
- Concéntrate en tu respiración consciente y relájate, todo vendrá a ti.
- Convéncete del beneficio de ese espacio renovador. No lo sacrifiques por nada.
- Por último, a veces, lo mejor que puedes hacer con ese tiempo es darte el regalo de no hacer nada. Disfruta ese rato de relajación y paz. Tú te lo mereces.
¿Cuáles son los beneficios de esta práctica?
Son muchos y acumulativos, mientras más lo practiques, más beneficios tendrás.
Beneficios tales como:
- Cultivar tu paz
- Balancear tu energía
- Liberar las tensiones acumuladas
- Recuperar el sentido de control sobre tu vida
- Reorganizar tu atención para observar la realidad con claridad y focalizar en lo que es verdaderamente importante
- Aliviar tu dolor emocional
- Lograr un sentido de calma y claridad en tu relación contigo misma y con los demás
- Encontrar soluciones que están dentro de ti
- Agudizar tu memoria
- Equilibrar tu presión arterial
- Soltar todo lo innecesario para dar espacio a las cosas nuevas
- Practicar la gratitud
- Elevar tu nivel de felicidad
- Crecer en amor y en compasión
Durante esta práctica sentirás más poder y fortaleza para crear y desarrollar una vida llena de paz, amor, alegría y satisfacciones.
Dedícate esos quince minutos diarios con intención y atención, es un acto de amor a ti mismo y aprécialo como una inversión en tu banco de abundancia. También, si tienes hábitos que quieras compartir con nosotros ¡te escuchamos!