El doctor David Lenihan está acostumbrado a tomar riesgos. Lo evidencia su formación académica en neurociencias, quiropráctica y derecho. También, su incursión en el lado administrativo de la educación en ciencias. Recientemente, el mayor riesgo que ha tomado es la adquisición y transformación, a través de Arist Medical Sciences University, de la Escuela de Medicina de Ponce.
Como principal oficial académico de Arist, Lenihan ha guiado el proceso de compra y evolución de la Escuela, una institución de amplio reconocimiento con más de 30 años formando profesionales de excelencia en el campo de la salud en el sur de Puerto Rico. En los últimos años, la Escuela sufrió decisiones administrativas y financieras que amenazaron su estabilidad, aunque no la calidad académica. Supo ver más allá de las dificultades para concretar la compra de la institución –una transacción innovadora tanto en el mundo académico como el financiero. De hecho es la primera vez en la historia que se adquiere una escuela. Hoy la institución va retomando su posición de liderazgo, y su nombre cambió a Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de Ponce.
Lenihan nos menciona que sus mayores retos fueron:
- No lograr la aprobación de la transacción por parte de las organizaciones que acreditan a las escuelas de medicina. Esta fue la gestión más larga, que tomó tres años.
- Ganar la aceptación de parte de la comunidad institucional. Lenihan se preguntaba cómo la facultad, los empleados y los estudiantes tomarían el proceso, siendo un cambio dramático en el manejo de la escuela. Por su parte, ni él ni su equipo dudaron sobre la calidad académica ni del estudiantado.
- Obtener el financiamiento de la compra. La viabilidad del proyecto dependía de conseguir un financiamiento que les permitiera aprovechar al máximo el crédito sin poner en peligro la salud financiera.
- Detener su carrera como profesor y mudarse a Puerto Rico desde Nueva York, en momentos en que sus dos hijos se preparaban para empezar estudios universitarios.
Tres años después, la Escuela va floreciendo nuevamente, con la visión de transformar la educación en salud aprovechando al máximo la tecnología de telecomunicaciones (internet, video, educación a través de la tecnología); convertirse en proveedor de profesionales bilingües para los Estados Unidos y el mundo; y facilitar la innovación e investigación científica.
“A pesar del tiempo y el riesgo, ha valido la pena. La facultad y los estudiantes son excepcionales. Entendieron rápido la estrategia de traer nuevas ideas para que ellos puedan destacarse y ser exitosos a nivel global”, detalla Lenihan.
“La meta es traer estudiantes de otras partes del mundo, aprovechando oportunidades globales y creando empleos locales”, subraya.
El próximo paso, adelanta, es fortalecer el área de investigación científica y atraer inversión para la investigación.
Un banco con visión
Lenihan comenta que esta nueva visión solo ha sido posible con la colaboración de una institución financiera con flexibilidad y apertura. Oriental entendió la visión, vió la calidad académica y la historia de la escuela. Tuvieron la flexibilidad para convertirse en socios y trabajar un paquete que funcione para ambos. Entendieron la complejidad del proceso y confiaron en que es posible una nueva estructura financiera para la escuela y atender sus necesidades de flujo de efectivo”, resume el ejecutivo académico.