Desde muy joven, la doctora Claudia Mansitó ha recorrido un camino marcado por la resiliencia, la determinación y el deseo de impactar positivamente la vida de las personas. Nacida en La Habana, Cuba, criada en República Dominicana y formada como médica en ese país, su vocación por la salud y su espíritu emprendedor la llevaron finalmente a establecerse en Puerto Rico, donde hoy lidera Mansitó Clinic, un espacio innovador de salud y bienestar ubicado en Dorado.
Antes de dedicarse a la medicina, la doctora Mansitó inició su carrera en las artes —danza, actuación, música y televisión—. No fue hasta los 17 años que decidió tomar un rumbo completamente distinto y comenzar estudios en medicina. “Yo creo que mi niña nunca se ha ido”, comenta sobre esa dualidad que todavía hoy nutre su enfoque profesional. Luego de graduarse como médico general en República Dominicana, realizó su pasantía en comunidades rurales, lo que reafirmó su compromiso con el servicio.
Como muchas personas migrantes, su camino no fue lineal. Vivió un periodo en Miami y más adelante llegó a Puerto Rico, donde fue aceptada en un internado en Arecibo que le permitió obtener la licencia para ejercer como médico general en la isla. Eventualmente, fue admitida en el programa de residencia en Medicina de Familia del Manatí Medical Center. “Me cogen en el programa de Medicina de Familia, finalmente. Me da sentimiento, porque es un camino que comienza mucha gente y que no necesariamente lo terminan”, recuerda con emoción.
Durante su residencia descubrió su interés por la medicina estética, disciplina que integró a su práctica con el mismo rigor y compromiso que la medicina general. A la par, construyó una vida familiar en Puerto Rico: se casó, fue madre y, como muchas mujeres profesionales, enfrentó el reto de balancear la vida laboral con la personal. “Los hospitales consumen tiempo… tiempo que no regresa. Y un día mi hijo me dijo: ‘Mamá, no te vayas’, y supe que tenía que hacer un cambio”, relata.
La oportunidad de crear su propio espacio llegó cuando encontró una propiedad en Dorado. Aunque al principio no pudo comprarla, decidió alquilarla y comenzar la transformación. “El local me encontró a mí”, cuenta. Sin embargo, convertir una casa deteriorada en una clínica moderna requería recursos adicionales. Fue entonces cuando Oriental se convirtió en un aliado clave en su historia.
“Ya yo tenía otro banco y no necesariamente me sentí tan querida. Los bancos son lugares fríos; el dinero no tiene sentimientos, y yo tengo muchos sentimientos”, recuerda con franqueza. A través de su asesor financiero, conoció a Alberto, oficial de negocios de Oriental. “Conectamos muy rápido. Alberto tuvo mucha empatía con mi historia y creyó en mí cuando esto era nada… una casa de Plan 8, rota, vieja, convertida en nada. Oriental fue un sí desde el principio”.
Gracias a un préstamo con garantía de la Administración de Pequeñas Empresas (SBA, por sus siglas en inglés) pudo completar el proyecto. Hoy, Mansitó Clinic ofrece una amplia gama de servicios: medicina de familia, manejo de peso, estética, medicina de longevidad, faciales y medicina tipo concierge. “Nuestro best seller es el control de peso… ¡ni siquiera lo promociono en redes! Los pacientes llegan solos”, explica entre risas.
Su relación con Oriental ha trascendido lo financiero. “Se siente como si estuvieras en un café con un amigo. Tú llegas y te recibe el gerente del banco. Si estás atorada en un proceso, siempre hay alguien que te ayuda. Ha sido una experiencia súper buena, demasiado suave para ser un banco”, comenta.
Los resultados no se hicieron esperar: “Estamos haciendo los números que proyectamos a cuatro años en solo nueve meses. Pasamos de 3 empleadas a 7. Y espero que Mansitó siga creciendo: dos espacios, tres, los que sean…”.
Para la doctora, Mansitó Clinic representa mucho más que un negocio: es el resultado de un sueño nutrido por años de esfuerzo, estudio, sacrificios y evolución personal. “La meta es libertad. Libertad de tiempo, de ser mamá, de ser esposa, de ser yo. Y este espacio me lo permite”, señala.
Como mensaje final a otros emprendedores, expresa con seguridad:
“En Puerto Rico se puede emprender. Hay muchas oportunidades y necesidades en el campo de la salud. Si consigues la necesidad, la idea y un banco que te ayude, el negocio está hecho. Todo depende de la capacidad de emprendimiento que tenga la persona y de qué tan arriesgado y valiente sea”.